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EL CENTRO SOCIAL ALMEDA

LA ÉPOCA REIVINDICATIVA: 1970-1979

La década de los 70 será la década de las reivindicaciones y la época en que las posiciones personales de buena parte de la gente más activa del Centro Social Almeda derivarán hacia posturas ideológicas de izquierdas y, como consecuencia, hacia la implicación política. Este será un proceso lógico, fruto de la evolución de las actitudes anteriores y de la relación con la sociedad de la época que, en toda en España y Cataluña en particular, vivirá un fuerte proceso de politización y de lucha por las libertades democráticas. En ese proceso, el Baix Llobregat y Cornellà son un punto de referencia de vanguardia. Almeda es, en este contexto, un ejemplo claro del proceso vivido en el país los años 70.

Cabe decir que las pésimas condiciones de vida en el barrio (ya enunciadas) y los problemas añadidos como consecuencia del Plan Parcial y de las inundaciones de 1971, facilitan la revuelta airada de unos vecinos que se sienten abandonados y engañados por las administraciones. De rebote, el enfrentamiento con la Administración llevará a la toma de conciencia social y política de los hombres y mujeres más dinámicos.
Además, Almeda, como hemos visto, es un barrio rodeado de fábricas. Sus trabajadores viven también una época defervescencia sindical y sus luchas tienen lugar, muchas veces, en las propias calles del barrio.

Trabajadores y vecinos primero se apoyan y más tarde entienden que sus luchas son una sola. Que hay que buscar soluciones globales y que estas pasan por un cambio del sistema político que restablezca las libertades democráticas y que deje paso a un sindicalismo y a unos ayuntamientos representativos de sus intereses. Todo esto se da en un marco reivindicativo más amplio, el de toda la sociedad catalana, con reivindicaciones que se sintetizaban en las consignas de "Libertad, amnistía y estatuto de autonomía", tantas veces coreadas por los vecinos y trabajadores
de Almeda.
El Centro Social Almeda será la herramienta para conseguir las reivindicaciones del barrio y el lugar donde se discutirán las ideas que se creen más adecuadas para conseguir un futuro social, cultural y político mejor.


POLITIZACIÓN DE LA JUVENTUD
La lucha por la democracia

Con todo este panorama es fácil de entender que la politización, tímidamente iniciada anteriormente, impregne el pensamiento de las personas más implicadas en la vida activa del Centro Social Almeda, sobre todo en lo que respecta a los más jóvenes.

A primeros de los años 70, habrá unos primeros contactos con las organizaciones políticas de la época, como muy bien describe Luis Campo (ver) en el libro (Almeda temps de Lluita i de progrés), que provocarán cierto rechazo en algunas personas. Pero más tarde se consolidará un grupo integrado en las llamadas "Comisiones de Barrio". Los más politizados pronto entrarán a la organización política Bandera Roja. Otros se quedarán o entrarán de nuevo a las Comisiones de Barrio, que tienen el apoyo de Bandera Roja y el PSUC.

La politización conlleva fricciones con las instituciones. Dado el carácter que toma la situación y para evitar riesgos, la gente más joven o, sí queremos, la gente más politizada (aunque existen diferentes niveles de compromiso político) deciden optar a la dirección del Centro Social Almeda, copando, ahora sí, los cargos más decisivos de la entidad.


El 23 de enero de 1972, en la asamblea anual de socios se presentan, por primera vez en años, dos candidatos al cargo de presidente: Jordi Salesa (anterior presidente) y Ricard Bellés, el candidato consensuado entre los jóvenes. Sale elegido Ricard Bellés. El vicepresidente Reinhold Schmoll, la secretaría es para Roser Armero y María Ángeles Orteu. La parte económica se llevará Alba Miret y Josep Domenech. Estas dos personas y algunos vocales no residen en el barrio, a pesar de ello, es notoria su actividad en el Centro.
Ricard Belles escribia años despúes en el libro (Almeda temps de lluita i de progres) su recuerdo de aquella jornada: (Aquel luminoso domingo de enero, nervioso, esperaba el tercer punto del orden del día de aquella asamblea general, que se presentaba inquieta e incierta sobre una mesa de ping-pong sin homologar. Era presentado por un grupo de chicos y, jóvenes de ese barrio, como futuro presidente del Centro Social Almeda.)

Este relevo en la Junta levanta receso en personas y institucions. La Iglesia es una de las que actúa con más contundencia. Tanto Oleguer Bellavista como Caritas creen perder el control del Centro y esto no les hace gracia. Caritas llama el presidente y comunica a la Junta la nulidad de los cargos elegidos que no sean vecinos del barrio. Una excepción: la del propio Ricard Bellés, que se mantiene como presidente para evitar una nueva convocatoria de la asamblea de socios, según hace explícito Francesc Vilumara, responsable de los centros sociales de Cáritas de la época.

La junta y también los “jóvenes” y “mayores” que mantienen las actividades del Centro, aceptan la imposición y intentan suavizar las relaciones con las instituciones.
Internamente la relación entre los “jóvenes” y los otros socios más activos se mantiene en un tono que, para las dos partes, se intenta que sea el que permita una mejor
colaboración en todas las actividades. Con el tiempo, la tirantez decrecerá y la cooperación será total a partir de las actividades y campañas de la canalización y el Plan Parcial.

Por parte de la gente más comprometida políticamente se tiene muy claro que hay que preservar el Centro de cualquier decisión gubernativa que ponga en peligro su existencia y que, por tanto, hay que evitar cualquier provocación. En este mismo sentido se opta por una línea de actuación que favorezca la apertura al barrio. Más que nunca, junto a las actuaciones reivindicativas, se impulsan actividades de carácter lúdico, social y cultural que acerquen el Centro al barrio y los vecinos al Centro. Es necesario que el CSA disponga de la base más amplia posible.

En aquellos años, el Centro Social Almeda es en Cornellà, una isla donde se practica y se vive la democracia, donde se debaten ideas y se trabaja por un futuro mejor para el barrio, en una perspectiva mucho más genérica: la de luchar por una sociedad más justa y más libre. Por ello no es de extrañar que el Centro Social Almeda sea, un reclamo que atrae jóvenes de toda Cornellà.

En los años de la dictadura, las actividades sociales y políticas tenían su riesgo. Algunas de las personas vinculadas al barrio y el Centro sufrieron las consecuencias del régimen franquista: Miguel Salas, Juan Ruíz, Paquita Pastor, Francisco Corominas, Juan José Jauregui, Jordi Alcacer, Carles Capella, Carles Navales… fueron detenidos, aunque siempre en actividades externas al Centro y que no comprometían la entidad.

En la segunda mitad de los 70, a medida que van tomando protagonismo público las organizaciones sindicales y políticas, también se clarifica la actuación en el barrio, diferenciando cada vez más lo que es el trabajo político del que es el trabajo social del Centro.

En los últimos años, la unificación de Bandera Roja y PSUC hace perder protagonismo a las Comisiones de Barrio, mientras que en el ámbito de ciudad nace una nueva plataforma que vehicula la lucha política por las libertades democráticas: la Mesa Democrática de Cornellà, ligada a la Asamblea Democrática de Cataluña, donde participan partidos, sindicatos y entidades de todo Cornellà. En todas aquellas instáncies unitarias participa el Centro Social Almeda.

Ramón Rull

Centro Social Almeda